sábado, 5 de julio de 2008

IN MEMORIA, ÁNGEL GONZÁLEZ GARCÍA (JALISCO)

Artículo recibido de: Bruno Juan Álvarez Abreu

Desde la finca de Carmenati, allí a la orden de su patrón don Eustaquio Díaz, trabajando con los animales a ultranza. Desde lo bajo de la Villa, hoy hecatombe del cemento y del asfalto. El deporte, la acérrima afición, seguir los colores con entusiasmo a lo grande, con la piel del toro dentro del deportivo.

Ángel González García, el popular Jalisco nos dejó para siempre y con las botas puestas. En el baloncesto, casi no cuelga a Quintana desde los laureles de indias existentes en Franchi Alfaro, con la UD. Orotava fotografías de rigor con la famosa copa de Heliodoro Rodríguez López, que en muchísima ocasiones lograron los copos de nieve y en la lucha canaria la Florida era su punto de mira.

Jalisco toda una institución deportiva en la villa, devoto de la Virgen del Carmen de San Juan, cargador de las andas del Señor de Huerto en San Francisco, de la Andas Barroca del Corpus de la Concepción, una deuda de oro con los villeros, no solo los club que siguen vivos, CB. San Isidro, UD: Orotava, San Diego, CL: Florida, CB Perdoma, sino todos los desaparecidos: Unión Piedad, Calvario CF., San Pablo, Rechazo, Imperial, Atlético Orotava, Juvenil Plus Ultra, Juvenil Iberia, Aficionado La Palestra, CB. Independiente, CB. Águila del Valle, CB: Medina Orotava, CL. ECHEYDE etc... Están en deuda con este hombre popular, temperamental, caprichoso, celoso, que sufría la derrota de sus paisanos, que preparaba el compromiso repartiendo los carteles, que hacía de utilero, incluso de masajista en difíciles momentos y que pedía con su sudor y su calor vendiendo rifas y lotería en beneficio del deporte de su pueblo, de su villa, de sus hombres y mujeres. Jalisco todos, todos, estuvimos en el sepelio de La Concepción, algunos detalles faltaron, quizá la bandera terciopelada de tu UD. Deportiva Orotava, pero lógicamente, los detalles o curiosos detalles los tenemos que perdonar, todos no tenemos en nuestra mentes aquellos detalles que impresionan, a veces somos culpable los que exigimos, todos tenemos que respectarnos. Sin embargo estoy seguro que arriba, en la gloria te encontrará con aquellos que te querían de verdad en tu pueblo en tu deporte, en la Unión Deportiva, en la Gran Peña, arriban te están esperando para cantar el Riqui raca, gracias Jalisco, un abrazo y hasta siempre.

Carmen Suárez Baute nos relata que en el mes de junio del año 2003. Perdimos un verdadero hijo de la Orotava. Ángel González García, "Jalisco". Amante de su pueblo, sus costumbres y sus gentes. A dos escasos meses de su muerte, me vino a la memoria el recuerdo de este orotavense bueno, honrado y trabajador. Servicial con todos y como no podía ser menos, hombre de gran fe y practicante como hermano en las cofradías, en la mayoría de los actos reli­giosos que se celebran en este pueblo nues­tro de carácter conventual y espíritu orde­nado. Donde destacaba su humilde pero auténtica presencia.
Claro que Jalisco era un hombre muy sen­cillo como para que después de su muerte, esta hipócrita sociedad, que sólo considera a cada cual por su estatus social o econó­mico, sin tener en cuenta los fundamenta­les valores humanos. Desgraciadamente no deja un hueco para homenajear a este tipo de personajes que tanto ha dado la villa y que tanto han ofrecido con su desinteresada colaboración, como en el caso de Jalisco, en diversas actividades, que al no ser recono­cidas, su estado desapercibido, suele ir al olvido.

Con frecuencia, él asistía a la iglesia de San Francisco a oír la santa misa y recibir la comunión. Muy especialmente estos últi­mos meses que el sabía contar con horas y minutos. Que por su enfermedad se hallaba ingresado en el hospital de la Santísima Tri­nidad de esta villa, donde esta ubicada la mencionada iglesia. Jalisco era un hombre inquieto. Cuando tenía permiso para salir, que era frecuente. El andaba de un lado para otro porque era un, hombre vitalista y activo.

El trabajó durante su vida con una familia orotavense, en calidad de agricultor y criando ganado, en una finca situada detrás del colegio de los salesianos. Tras la desaparición de la finca. Al ser urbanizado los Frailes - el Carmenati. Jalisco heredó por derecho propio y por justicia, donde estaba el estanque, como decía él. Que conocía palmo a palmo el terreno. Se trataba de una pequeña vivienda que anteriormente había sido utilizada, como casa del guardián mien­tras estaba en obras el instituto Villalba Hervás. Su heredero no podía ser nadie más que Jalisco. Ya que cada gota de su sudor estaba desparramada por esas tierras que labró con ahínco y amor, como si se tratara de algo pro­pio. Justo el pasado año, por esta misma fecha de principios de agosto, Jalisco conversó conmigo largo y tendido y me sorprendió la riqueza que se ocultaba en ese humilde hom­bre tan lleno de vivencias y tan servicial.

Creo recordar que tenía unos sesenta y ocho años. El vivía solo y me asombró su alegría, su entereza y su espíritu deportivo y religioso. me contó justamente el día de la caridad, que la iglesia de San Francisco y casi en voz alta mirando a la virgen, que él tenía en su casa tres vírgenes y que él cariñosamente lla­maba: Carmen, Auxiliadora y también la Caridad. Tres mujeres que son madre y vir­gen de buena fama decía. Y que cuando llega tarde a su casa, ya conocen su verdad, nunca se enfadan conmigo, decía, por no asustar a su niño que es pequeñito y tiene los bra­citos redondos y cuerpito de atleta. En broma, qué cuando crezcan luchadores los haré y sonreía ingenuamente. Mi padre era luchador y yo al campo QUIQUIRÁ los llevaré..., faltaría más que Jalisco no promocionara los deportes.

El era un hombre fuerte, con aspecto anal­fabeto, pero en realidad era un hombre lleno de sabiduría y de gran memoria. Era de movimientos ligeros y siempre andaba de aquí para allá, ayudando sus amigos que él nombraba con orgullo. El decía: ellos son gente importante, pero yo soy feliz haciendo sus mandados. A unos llevaba el periódico, a otra lotería, el cupón o lo que hiciera falta. Y así sin tener más ambición que vivir. Feliz­mente haciendo favores. Jalisco recordaba entusiasmado, con una lucidez asombrosa, los añitos de su infancia. Él decía que la escuela lo dejó a él y él tomó el trabajo. Nombraba a sus hermanos con cariño y mucha gracia y hasta presumía de tener una hermana casada en Miami y otros en Venezuela.

Decía que cuando tenía doce años, él diri­gía y llevaba un grupo de casi cincuenta niños, con catecismo en mano desde la escuela de los poyos hasta la iglesia de la Concepción. No cabe la menor duda que Jalisco tenía madera de líder, pastoreando su rebaño por el camino de la fe. Me contó literalmente muchas cosas del catecismo y mil historias llenas de entusiasmo y simpa­tía. Su palabra correcta, con sencillez, bien hablada. De vez en cuando, echaba mano a un refrán, haciendo gala de su sabi­duría y aparentando un Sócrates canario. Quien diría que no supo que había - uno ate­niense, que sin escribir palabra como él, fue sabio, libre y valiente. El fútbol era su deporte preferido y lo tenía como afición, lo mismo que la lucha cana­na.

Jalisco era un hombre lleno de anécdotas, dos veces lo dieron por muerto, pero sólo era de agotamiento y lo que se llama morir de hambre hasta perder el sentido y sin pro­bar bocado, por falta de tiempo en sus dili­gencias. Él se pateaba los barrios de la Orotava, llevando carteles de información de boxeo, lucha, fútbol, actos religiosos... de la Orotava a la Perdoma, de la florida a la Luz. De bar en bar un cartel y a cada aso­ciación iba Jalisco anunciando el deporte y también a dios. Con la medalla en el pecho de la virgen y del señor. Y así acababa exhausto en el camino. ­

Con su humilde vestimenta, siempre entre los deportes y donde había procesión allí estaba él. Daba la impresión que se vestía a la carrera, pero eso sí, siempre llegaba lim­pio y con el pelo mojado y con su corbata pasada de moda y desaliñada, pero tenía cierta gracia.

Cómo recordaba a su madre de manera emotiva, con brillo de nostalgia y lágrimas en los ojos, sino... qué se lo pregunten a la caridad. Pero como no hay llanto sin risa, al tiempo que sonreía con un trasfondo de pena decía: mi madre se llama Pilar García Pacheco. Ella estaba en santa Rita en Puerto de la cruz, con el padre Antonio. Y conti­nuaba, cuando la voy a ver ella me dice: tengo un hijo que se llama ángel y siem­pre me viene a ver. Y Ángel presente y no sabía que era él. ¡OH dios mío, paradojas de la vida! y recordaba devotamente como una oración, el día que ingresó su madre en el centro, para que estuviese mejor atendida y qué dolor se desprendía de él cuando contó su muerte. Porque una madre es una madre y madres no hay más que una, como bien decía Jalisco.

Cuando Jalisco se recuperó y regresó a La Orotava, la UD. Orotava le volvió a realizar otro homenaje donde se le obsequió con algunos detalles del club. El entonces vicepresidente, antiguo jugador Juanito Quintero Socas, ultima persona que lo vio vivo, en el Hospital de San Francisco donde permaneció durante sus últimas semanas de vida y falleció, lo invitó a un flamante homenaje. Y durante la Cena que la UD: Orotava celebró en el Liceo de Taoro, para celebrar el 80 aniversario que existe fútbol oficial en la Orotava a través de diferentes club, recibió una emotiva y brillante distinción por parte de todos los asistentes que se levantaron de sus asientos y aplaudieron a rabiar, durante varios minutos, cuando apareció su fotografía en la pared del escenario. Fue algo increíble y al mismo tiempo maravilloso. Unas semanas más tarde la Junta Directiva de la UD. Orotava, se enteró de que iban a derribar su casa, le pidieron a su familia (concretamente a su hermano), para que todos los trofeos, placas y demás objeto decorativos que tuviera de Ángel, se llevaran a la sede del club y permanecieran allí para recordarlo siempre, ya que fue parte de la historia del club. Desde entonces, una fotografía de Jalisco, junto con sus diferentes trofeos, la medalla de la Virgen del Carmen, una foto del Cristo a la Columna y una foto de María Auxiliadora están en la sede del equipo de sus amores la UD. Orotava.

No quisiera pasar por alto el día de su funeral. Yo que lo había visto el día antes de su muerte y aunque parezca mentira, yo le vi. La muerte cerca, por su debilidad y su color. Al día siguiente murió. Yo por supuesto le acompañé en su entierro. La parroquia de la Concepción de esta villa, estaba repleta de gente de todas las clases sociales. Médicos, arquitectos, asesores, políticos, de los medios de comunicación, etc., jóvenes y mayores, todos acudimos a decirle el último adiós a un hombre, que dentro de su humildad y en su fuero interno, se creyó importante con lo que hacía. ¡Porque lo era!..//…. En el homenaje que se le atribuyó en el programa desaparecido de la televisión local de Tertulia Villera que un servidor dirigía, el contertulio Sixto Trujillo García presidente del CB. San Isidro y entrenador nacional de baloncesto, actualmente muy recuperado de una operación delicadísima del corazón, dijo de Jalisco que estando jugando la fase de asenso en el polideportivo de la Ciudad de Granada, al final del partido, que ganaron por un punto de diferencia, todo el mundo en silencio se oyó una voz ronquestada canaria y guanche, “Arriba San Isidro”, todos asombrados se miraron, en el momento de tristeza para los granadinos de la bella ciudad de la Ahlambra, se vio a Jalisco envuelto con la bufanda del San Isidro lleno de alegría gritando a todo potenciar.

En un partido de juveniles en la antigua cancha del Colegio de San Agustín de los Realejos, el juvenil Salesiano le gana al juvenil San Agustín, y Jalisco se cogió al hombro al base del Salesiano Dominguito y se lo llevó hasta la guagua que le destinaba a la Villa.
En el adió definitivo, en el Campo Santo de la Orotava, se le rezó un padre nuestro, y se le cantó un riqui raca, cuando su ataúd era introducida en el nicho de rigor con las banderas de la UD. Orotava y CB. San Isidro.

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