miércoles, 16 de julio de 2008

VIRGEN DEL CARMEN

Artículo recibido para “EL BUZÖN” de: Evaristo Fuentes.

La celebración de la Virgen del Carmen de la parroquia de San Juan Bautista, en la Villa Arriba de La Orotava, es todo orden, y perfección, y pulcritud; el otro día, al bajar en coche por la calle de San Juan, logré verla al fondo de la nave mayor del trazado crucífero de esta antañona iglesia, que tiene un artesonado de madera en el techo digno de consideración.
Estaban bellas, la virgen y su mansión, con el complemento de la ornamentación de la nave principal parroquial y el implemento de sus joyas y su escapulario en una talla de vestir, bajo las filigranas churriguerescas de metal precioso de su visera. Es respetuosa la procesión, con el acompañamiento de miles de devotas mujeres componentes de su tradicional Hermandad.
Dentro del mismo valle, en el pueblo de la costa, a la Virgen del Carmen del Puerto de la Cruz se disponen a embarcarla por el muelle cuando escribo estas líneas. Ha de esperarse a que la marea esté baja para que la confluencia de la luna en su cénit y la pleamar correspondiente no coincidan con el momento del embarque, sobre las seis de la tarde del martes más cercano al 16 de julio, que es el día de su onomástica. Los pescadores, los ranilleros, los portuenses todos, adoran a ’su’ Virgen del Carmen, y son capaces de formar alboroto si no se cumplen las normas populares que las cofradías de pescadores disponen según el parecer democrático de la mayoría. Hay jolgorio, hay semblanza festiva con algarabía, y hay un enjambre de portadores, cientos, que al unísono porfían por llegar, al menos llegar y tocar la basa y el manto de la bella imagen marinera, una imagen con el rostro más colorado, más sensual, como corresponde a las más altas temperaturas ambientales y de carácter de la costa.
Hay un gran contraste entre la procesión de Arriba (la Villa) y la de Abajo (el Puerto), en cuanto que en tan corta distancia (que algunos caminantes ’machadianos’ hacen camino al andar y la recorren frecuentemente para hacer ’futing’ y mantenerse en forma) el visitante, el foráneo, sea de otro pueblo isleño, sea peninsular, sea europeo, sea inmigrante de diversas latitudes, puede encontrar. Son dos maneras muy distintas y muy dispares de venerar a la Virgen del Carmen, a sendas imágenes, la una, la de la Villa, mayestática y señorial; la otra, la del Puerto, tan bella y sensual que se deja querer más… espontáneamente.

No hay comentarios: