domingo, 20 de julio de 2008

ÁNDRES CHÁVES DE SOTOMAYOR

PERIODISTA PORTUENSE.

Artículo recibido de: Bruno Juan Álvarez Abreu.


“El trabajo del periodista consiste en narrar, no convertirse en una historia”. Esta frase contenida en el Manual de Protección para Periodistas “Noticias en Vivo”, publicado por la Federación Internacional de Periodistas, FIP, y editado en Colombia por el Centro de Solidaridad CESO-FIP, enfatiza el valor de la vida de los informadores por encima de cualquier noticia.

En respuesta a estas preocupaciones nace en noviembre de 2002 el Instituto Internacional para la Seguridad de la Prensa, INSI, creado por la FIP (la mayor asociación de periodistas del mundo con quinientos mil afiliados en más de 110 países) y el Instituto Internacional de Prensa, junto a varias organizaciones profesionales, grupos de libertad de prensa, medios y asociaciones periodísticas.Conocí al amigo periodista portuense Andrés Cháves y Sotomayor en el curso académico 1963 – 1964, en el colegio San Isidro de los padres salesianos de la Orotava, yo estudiaba tercer curso de Bachiller y él creo que cursaba el sexto curso, además lo vi en varias ocasiones jugar en la cancha de la plaza de Franchi Alfaro con el juvenil Ucanca del Puerto de la Cruz y en muchas ocasiones, jugando en el campo de fútbol de dimensiones irregulares del colegio, coincidimos en partidos de fútbol entre clases, recuerdo que el jugaba casi siempre de portero, en alguna ocasiones le envié varios balonazos que me atajó tranquilamente. Evidentemente un servidor tenía 13 años y él 16 más o menos.
Años después cuando estudiaba profesor mercantil en las antiguas e históricas escuela profesionales de Comercio en Santa Cruz de Tenerife, en el edificio que donó a la ciudad el gran marino y político tinerfeño Imeldo Serís, me encontré a Andrés Cháves trabajando en plantilla del decano rotativo La Tarde, compartía escritorio por la derecha de don Juan Rodríguez Ramírez que era el jefe de la sección deportiva del mencionado periódico. Desde entonces nos conocemos, aunque hemos estado muchos años en vida paralela, él en el periodismo y un servido en la Administración y en las finanzas.
Cuando un servidor dirigía el desaparecido programa en una televisión local de la Orotava denominado Tertulia Villera, en una sección que le dedicábamos al malogrado futbolero portuense Tito Del Pino, nos llamas telefónicamente y en directo para sumarse amablemente a dicho homenaje, pues le tenía mucho cariño a Tito puesto que su padre Don Pedro Cháves que había sido concejal del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, también era directivo del CD Puerto Cruz. Andrés Chávez de Sotomayor nació en el Puerto de la Cruz, es licenciado en Ciencias de la Información por las universidades de La Laguna y Complutense, respectivamente; y doctor en Periodismo por esta última. Ha sido profesor de Teoría General de la Información en La Laguna y Madrid. Durante trece años ejerció la presidencia de la Asociación de la Prensa de nuestra provincia y durante cuatro años la vicepresidencia de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España.
Tomó parte muy activa en la fundación de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna. Es autor de una treintena de libros entre ensayos, relatos políticos, cuentos, biografías y ediciones de imágenes recopilatorias del pasado. Su tesis doctoral sobre la guerra civil española, analizando la Prensa de dicho periodo en la Isla de Tenerife, mereció la máxima calificación del tribunal en la Universidad Complutense: apto “cum laude”.
Andrés Cháves ha logrado el único premio a la libertad de Expresión que fue concedido y entregado en la Isla de Tenerife, en el año 1983, otorgado por la Asociación Profesional de Informadores Gráficos de Prensa.

Ha sido director y columnista de varios periódicos y revistas. Sus inicios en la profesión se remontan a 1970 en el desaparecido periódico “La Tarde”. Durante ocho años fue redactor-jefe, subdirector y consejero de “Diario de Avisos”. Durante otros tres años dirigió “La Gaceta de Canarias”. Actualmente firma la sección “Súper confidencial”, en “El Día”; y su programa diario “La Cafetera” en Radio Burgado, emisora que fundó en 1994, y la cual se ha convertido en la referencia matinal de cuantos siguen la actividad política y social en Canarias. Es director del boletín “Canarias Confidencial” y editor de la revista deportiva “El Gráfico”.

Aunque los que estudian esta carrera lo hacen por amor al periodismo y a las letras, porque en verdad le ha picado ese extraño bicho que dice que esta es su vocación. Andrés Cháves dice que, siempre existen los detractores que intentan socavar su bien intencionados, deseos de ser los que estén ahí, donde las papas queman, para que también se informen.

En Tenerife se han hecho muy populares los "antes y después" de Andrés Cháves. Este periodista portuense afincado en la Villa no tiene ningún pudor en cambiar de opinión de la noche a la mañana sobre los temas candentes de la isla. Los malpensados dicen que se vende pero lo mas probable es que es un hombre abierto a ser convencido por la gente a la previamente pone a parir.
He aquí algunos de sus más populares "antes y después" que parece ser corren de mano en mano por la universidad de periodismo: Sobre la urbanización de la playa las Teresitas. ANTES: "...ha habido información privilegiada, engaño a propietarios privados, favoritismo, descaro urbanístico y trafico de influencias. Y si no vean, con un aval de una entidad bancaria empresarios de Tenerife adquieren los terrenos de las Teresitas que son recomprados en parte por el ayuntamiento de S/C. Con el importe de la recompra cancelan su aval bancario y pagan a los propietarios.

Les quedan terrenos urbanizables por importe de decenas de millones de euros a precio de mercado. El negocio les reportara millones y millones de euros en plusvalías. Como justificación de este pelotazo urbanístico se limitan a argumentar que ellos no tienen culpa de ser más listos que los demás. Como intermediario de la operación actuó un conocido personaje que lo mismo le da al barco que al avión, que al puerto deportivo o industrial." DESPUES: " Cuando dos de los empresarios citados, Plasencia y González, lograron adquirir los terrenos anejos a la playa de Las Teresitas, unos cuantos pusieron el grito en el cielo. Nadie se había preocupado hasta entonces de un terreno erial y de una playa con graves problemas; los inmovilistas desean que nada se mueva, que todo permanezca. Se oponen al progreso de la Isla. Se opusieron al tendido de Vilaflor y Tenerife se puede quedar sin energía eléctrica; han adoptado el "no a todo" y se han metido en el mismo saco ecologistas y derechones para conseguir algo tan espurio como es hurtar el bienestar a nuestra tierra. Y cada vez que un empresario hace un negocio lo califican de pelotazo; y no tienen pudor de proclamar su supina ignorancia con la mentira, el embuste, la tergiversación y la confusión. Por eso es reconfortante escuchar opiniones como las de este sencillo y próspero empresario sin papas en la boca."

Sobre el puerto de Granadilla. ANTES: "El puerto de Granadilla iba a ser concebido como un embarcadero suficiente para que los suministros de gas natural y cemento se realizaran por el sur de la isla de Tenerife, mas de buenas a primeras la autoridad portuaria de S/C de Tenerife desoyendo el clamor de la isla consigue del ministerio de fomento la construcción de un superpuerto con dos kilómetros y medio casi de línea de atraque, ¿para que? Se violan no solo las recomendaciones de impacto ambiental sino las más elementales normas de ecologismo en una isla asaetada por la especulación y el cemento. Para evitar interesadamente el pleito insular, causa de los principales males de Canarias y de los canarios se atiza la comparación con Gran Canaria y se apela a la guerra santa para que Granadilla no sea menos que Arguineguin. Los medios informativos pican la autoridad portuaria ve en la guerra santa contra las Palmas su salvación y comunica a la opinión publica el inicio inmediato de las obras de un súper muelle de dos kilómetros y medio de línea de atraque." ...antes avispados propietarios habían adquirido terrenos a bajo costo que han vendido a precio de oro a cementeras y otras industrias que desean establecerse en el recinto portuario, disponían sin duda, de información privilegiada. Sabían los tempos de la operación, eligieron cuidadosamente a los dueños de lo terrenos, casi siempre con problemas económicos, y compraron a precios irrisorios lo que vendieron mas tarde a precio de oro. Algunos propietarios se acercaron a quien les habla, incluso con lagrimas en los ojos nos han engañado-decían." DESPUES: "Es una pena que sigamos dando la espalda a nuestra Isla, con el pretexto de preservarla de las agresiones. ¿De qué agresiones? ¿Quieren dejarla sin luz impidiendo las torres? ¿Quieren dejarla sin industrias cargándose la central de gas y el puerto de Granadilla? ¿Quieren que no progrese el comercio con leyes tontorronas que van contra el futuro? parece como si la estupidez se hubiera instalado en una parte de nuestra sociedad, Bien es verdad que pequeña, que no reacciona, que sigue pensando en pajaritos preñados. Menos mal que ha venido el veloz Ferrari en nuestro auxilio. Su caballito alzado es símbolo de progreso y de modernidad, como tendría que ser la sociedad tinerfeña, tan proclive a dejarse sorprender por los predicadores. En fin, que los anti globalización no son, en su opinión, nada serios; al menos los de aquí. Parecen tener el norte cambiado.

Sobre los empresarios de Tenerife .ANTES: 1.- Yo sé quiénes están ganando muchas perritas (es decir, haciendo pingües negocios) con el puerto de Granadilla y sus solares aledaños, utilizando información privilegiada; yo sé quiénes se han hecho muy ricos con las concesiones de ciertos puertos deportivos; yo sé quiénes ponen el cazo en todas partes y se están embostando; yo sé quiénes son los dueños de extensiones de terreno cercanas a los puertos, compradas a cuatro perras gracias a una buena información sobre el futuro de los solares y vendidas a tarifa de oro (pregunten, por ejemplo, a cierta cementera que ha tenido que comprar a un precio astronómico); yo sé quiénes están en todas las jugaditas que se producen aquí y allá. No hay una operación mobiliaria o inmobiliaria en la que no participen, no existe negocio que se les escape, no hay garita en la que no hagan guardia con el saco de las perras en la mano. Tampoco es que me falten datos para publicarlo, porque si los busco los encuentro. Pero, claro, siempre soy yo el que quedo como un miserable por sacarlo a la luz. Me miran con recelo en los restaurantes, afirman que estoy en contra del empresariado, me insultan sin conocerme ni preguntarme; y los que me miran de reojo son los mismos que dicen también que los periodistas no servimos para nada porque no contamos lo que pasa. ¿En qué quedamos, hermanos? Si lo contamos, somos unos delincuentes; si no lo contamos, somos unos sinvergüenzas. Que Dios nos ampare. 2.- Cada vez que puedo utilizo una frase del alto funcionario, letrado, profesor, pregonero y amigo Juan del Castillo: "En Canarias no hace falta tumba del soldado desconocido, porque aquí nos conocemos todos". Es verdad. Ustedes saben a la sombra de qué y de quiénes han florecido algunas fortunas, ahora en manos de gente que hasta hace pocos años andaba con una mano delante y otra detrás. Esta tierra ha sido y es una máquina de hacer dinero, pero la morterada siempre va a parar a las mismas taquillas, a las cajas de galletas de unos pocos que son más listos, con menos escrúpulos y más sinvergüenzas que el común. 3.- A la gente que dice: "Yo no invierto en medios de comunicación, prefiero comprar periodistas". Lo he escuchado con estos oídos. Y, por cierto, al margen de ello, observo con preocupación cómo ciertos medios, sobre todo de radio y de televisión, van a parar a manos de empresarios de las Islas que nunca han tenido nada que ver con la información, que no poseen tradición alguna en el mundo de la prensa, la radio y la televisión. Yo no digo que vayan a hacer mal uso de ellos, y no quiero meterlos tampoco a todos en el mismo saco, pero ¿qué sería de estos medios si son destinados a informar tendenciosamente para favorecer grandes operaciones inmobiliarias, para hurtar información al ciudadano, si son utilizados exclusivamente al servicio de intereses muy concretos que nada tienen que ver con la correcta transmisión de las noticias y con el servicio a la sociedad canaria? ... escrito por Andrés Cháves el 12 de agosto de 2003 DESPUES: 1.- El otro día, Ambrosio Jiménez Quintana dijo a la Televisión Canaria que aquí viene el primer godo encorbatado y hablando mucho, con el nudo windsor y la verborrea, y la autoridad se le rinde y le recibe y le agasaja. Pero que a los empresarios canarios, que se han ganado sus derechos con el sudor del trabajo desde que eran niños, nadie les hace caso; y que, incluso, tienen que pedir de favor que la autoridad les reciba. Tiene más razón que un santo el bueno de Ambrosio, que hizo estas manifestaciones a raíz de que tres hombres de negocios tinerfeños firmaran en Caja canarias una opción para adquirir los terrenos del parque empresarial del CD. Tenerife.

Los imbéciles de siempre dirán que este gesto del propio Ambrosio, Antonio Plasencia Santos e Ignacio González Martín supone una operación especulativa. Casi nadie dirá que, gracias a ellos, el CD. Tenerife ve una luz en el camino, un atisbo de salvación para su azarosa trayectoria. 2.- Llamaba la atención el empresario a ciertas autoridades canarias, que no se quieren involucrar lo suficiente en salvar los símbolos de nuestra tierra, como lo son el Club Deportivo Tenerife y la Unión Deportiva Las Palmas, ahora en dificultades. Y dijo que ya estaba bien de que fueran siempre los mismos quienes tuvieran que poner los dineros para salvaguardar proyectos que forman parte de la identidad de nuestra tierra. Parece mentira que haya tenido que ser un hombre sencillo, honesto, cabal, sin estudios, hecho a sí mismo, quien toque a las puertas de las conciencias no sólo de la clase política, secularmente despistada, sino también de la opinión pública. 3.- Cuando dos de los empresarios citados, Plasencia y González, lograron adquirir los terrenos anejos a la playa de Las Teresitas, unos cuantos pusieron el grito en el cielo. Nadie se había preocupado hasta entonces de un terreno erial y de una playa con graves problemas; los inmovilistas desean que nada se mueva, que todo permanezca. Se oponen al progreso de la Isla. Se opusieron al tendido de Vilaflor y Tenerife se puede quedar sin energía eléctrica; han adoptado el "no a todo" y se han metido en el mismo saco ecologistas y derechones para conseguir algo tan espurio como es hurtar el bienestar a nuestra tierra. Y cada vez que un empresario hace un negocio lo califican de pelotazo; y no tienen pudor de proclamar su supina ignorancia con la mentira, el embuste, la tergiversación y la confusión. Por eso es reconfortante escuchar opiniones como las de este sencillo y próspero empresario sin papas en la boca".

En el suplemento semanal La Prensa del matutino El Día, del pasado sábado día 19 de julio del año 2.008, se publicó íntegramente el pregón que el convecino y amigo Andrés Chávez realizó en la plaza de San Agustín de Los Realejos por motivo de las fiestas del Carmen, que amablemente reproduzco a continuación: Queridos realejeros, yo viví aquí al Iado, junto a esta Plaza de las Flores, una breve etapa de estudiante en el Colegio San Agustín. Regreso ahora, 42 años más tarde, a leerles un pregón. Flaubert dijo que "el futuro nos tortura y el pasado nos encadena. He aquí por qué se nos escapa el presente".

Los Realejos me cautivan. El origen de mi familia está aquí, entre estas flores y estos árboles. Desde aquí partió mi antepasado, al frente de un grupo de patriotas, a defen­der Santa Cruz y la isla de Tenerife de los ataques del almirante Nelson. El tiempo no es distancia, sino sentimiento. Y mis sentimientos por ustedes y por este pueblo her­moso traspasan todas sus fronteras y se colocan delante de mí, como en un espejo mágico. He dudado si dedicar estas líneas a la his­toria o a la lírica. Ha ganado la lírica, por­que la historia es para los cronistas del tiempo y yo soy solo un periodista que asciende los peldaños que ustedes han tenido la benevolencia de construirme aquí para elaborar un trozo de poesía que cante unas fiestas, las de la Virgen del Carmen; y a un pueblo, el de ustedes, que también ha sido siempre el mío, paradójicamente por razones de la historia. Dicen que el Norte se ha quedado en la cuneta, como escribió de su Tacoronte del alma mi amigo Arturo Maccanti, posible­mente el mejor poeta canario vivo. Hemos de luchar porque la comarca recupere su liderazgo incuestionable en la vida de los pueblos de la isla. Hemos de abrir pasos y túneles a ese tren que nos aliviará la vida, complicada ahora con el tráfago tremendo de lo que llaman progreso. Hemos de com­prender que si no cuidamos el planeta, la Tierra se apagará lentamente. Pero no pode­mos ponerle puertas al campo, ni negar a nuestros descendientes el toque mínimo de modernidad y confort para que vivan de acuerdo con el resto del mundo. Han contemplado ustedes, en estos últi­mos años, el regreso de las personas que­ridas que un día se tuvieron que ir a Amé­rica, acuciadas por la guerra y por el ham­bre. El fenómeno del regreso hace que nos fijemos en los hilos de plata que surcan sus cabezas. Hilos de plata que se cuentan por cada sufrimiento, por cada batalla perdida y por cada batalla ganada. Ellos, nuestra gente de Venezuela, de Cuba, de Argentina, de Montevideo, merecen respeto y atención. La Virgen del Carmen los acompañó siempre y ellos intentaron pagar la gene­rosidad mariana (que en estos días, y desde 1750, cargan a hombros los pescadores de mi Puerto de la Cruz), con los más exóticos exvotos. Virgen del Carmen realejera, que puso pie en esta Villa gracias a un embalaje equivocado; voy a citar unos ver­sos de Hartzenbusch, que se le podrían can­tar a cualquier mujer bella, pero cuánto más a la Madre de Dios: La envolvían hasta el suelo pliegues de un manto de lino; rasgos de rostro divino dejaba entrever el velo; y de su andar, al rumor, entre las auras movidas, arpa y flores escondidas música daban y olor, que la razón natural creía, sin más aviso, fragancia del paraíso y ecos de arpa celestial.

No dejen que a su Virgen se la lleven. Luchen por ella, aunque sea en esta ficción popular del intento que hace la gente de mar para robar a María y conducirla a las duras playas portuenses; pretenden, sin duda, como a una turista divina, pasearla por el muelle, enfilarla a la Punta del Viento, mecerla en la bahía donde los bar­cos de la Casa Yeoward hacían descansar sus esbeltas proas dirigidas hacia la Villa de Los Realejos. Además, esta Villa tiene también gente de mar, que parte desde la arena del Soco­rro hacia el océano. Playa de negros rebo­zos que contiene cada día su cólera audaz y que sirve de relax a tantos ciudadanos que en toda estación hunden sus pies entre res­tos de volcanes y callaos. Sus crepúsculos son tan hermosos como los de Guayonge. Amado Nervo dijo que "los crepúsculos son inútiles y bellos, el más aristocrático regalo de la Naturaleza". Si hubiéramos luchado por este Norte tan nuestro y tan entrañable, como los realejeros han luchado por su Virgen, habita­ríamos en el Paraíso. Pero no fue así. Y es preciso aceptar los errores pasados para que el presente no los reproduzca. Aquí, tan cerca, vive la Estrella de los Mares, el faro divino de ciudadanos en apu­ros que le rezan para que todo salga bien; imagen venerada y milagrosa. Garda Larca definió magistralmente la estela de una estrella. El diamante de una estrella ha rayado el hondo cielo; pájaro de luz que quiere escapar del Universo y huye del enorme nido donde estaba prisionero sin saber que lleva atada una cadena en el cuello. La Virgen del Carmen es como la estela de una estrella, como un ave que no quiere abandonar su hogar que está aquí, entre ustedes. Por eso son necesarios las fiestas y actos como este; para enaltecer las tra­diciones, para acercarnos al pasado, para confirmar los fervores, para renovar la fe, para mover las montañas de la tradición. También por eso yo decidí dedicarles un pregón más cercano a la lírica que a la his­toria; por eso y porque la historia ya ha sido escrita y la lírica con cada golpe de sentimiento. Reconozco que ver a esta jóvenes realejeras junto a mí rejuvenece mis sentidos y motiva un viejo corazón de periodista, de vuelta de casi todo. Todas deberían tener la suerte de reinar sobre los habitantes de la Villa, en esta apelación anual a los sentimientos de pueblo unido para que jamás sea vencido. Estoy asombrado por la transformación de Los Realejos. La Villa no me queda de paso, así que vengo de vez en vez, sobre todo a comprar lotería en El Gato Negro, la emblemática administración de mi primo José María González de Cháves. Paseo por las calles, recorro las pinas calles de la Villa, saludo a la gente, compruebo con sorpresa el tráfago urbano que se ha apoderado del término con su garfio codi­cioso. Cuántos recuerdos para mis compañeros del Colegio San Agustín, para esta Plaza de las Flores, para los profesores de antaño. Para don Juan. El fantástico con­ductor que nos llevaba a casa en aquella flamante furgoneta Volvo, que era la envidia de otros colegios. Recuerdo el primer cine del colegio; la primera lección de lite­ratura; el primer partido de fútbol; los primeros amores; nuestro paso a la Universidad, dirigidos por aquella persona excep­cional que fue don Rafael Yanes. Las con­versaciones con ese realejero culto que es el canónigo y periodista José Siverio. Ustedes, queridas jóvenes, no habían nacido; ni pensaban hacerlo. Sus padres, y probablemente sus abuelos, estaban conformando una comunidad, la que hoy tienen y de la que hoy disfrutan, con los afanes de los luchadores y bajo la protec­ción irrenunciable de la Virgen del Carmen, la Estrella de los Mares que quieren robar para el Puerto mis admirados pescadores portuenses: La Virgen del Carmen tiene unos zapatitos blancos, que se los hizo San Telmo con las velas de su barco,...dice la copla popular que le cantan a la imagen. El emigrante que viene ahora a Los Rea­lejos se asombra de cómo era y de cómo es. No hay nada más terrible que la des­pedida ni nada más reconfortante que una vuelta. "Al partir, un beso y una flor...", dijo el inolvidable Nino Bravo. Y al vol­ver, una explosión de júbilo, para luego tocar la tumba con las manos gastadas por el tiempo; para peinar los últimos hilos de plata; para rezar las postreras plegarias a María, alzada en su trono bello, en su peana urdida por la fe inquebrantable que le pro­fesan las gentes del Realejo, con el toque mágico que Lele Espinosa heredó de sus antepasados y aplica con primor a la ima­gen que cuida con esmero. Me encuentro encantado de estar aquí, leyendo estos folios escritos con la tinta cercana de quien heredó también la memo­ria y el archivo de mi vieja familia, que forjó su historia en esta Villa. Repaso mi propio pasado y me veo cerca de la ven­tana donde cayó y murió mi tío Mundo; apenas un metro de altura. Tenía cinco años. Me da pie este suceso, ocurrido hace casi un siglo, para recordar a los que ya no están; a los que traspasaron la umbría del tiempo para descansar junto a la Virgen de verdad, en un país que no tiene ni fronteras ni guerras, ni mares desconocidos. Un país llamado cielo. ¿Cómo no voy a renunciar a la historia, en beneficio de la lírica, si con las pala­bras pueden hacerse juegos malabares y encantar, como encanta el funambulista? ¿Cómo voy a olvidar a los realejeros de mi juventud, a los futbolistas, a los intelectuales, a los historiadores, a los curas, a los profesores y a los compañeros de clase que formaban los cauces de mi adolescencia más querida? A los realejeros de hoy, felices fiestas. Que aquel espíritu juvenil y noble del viejo colegio San Agustín les invada a todos; aquí no tenemos chupinazo de San Fermín, pero sí los más bellos fuegos, que pueden cambiar el color de la noche. Los fuegos de los hermanos Toste, famosos en tantos países del mundo, que convierten la oscu­ridad en luminaria, que turban la sereni­dad del Valle para teñida con un arco iris de pólvora y buen gusto. Yo los veo, desde mi casa de La Orotava, traspasar el aire lim­pio de la noche realejera para iluminar el océano y la montaña, que en este Valle se besan; sobre los platanales que tiñen de verde el mar, como dice la canción de Los Huaracheros. Realejeros y realejeras, diviértanse mucho, en la certeza de que estas cele­braciones de julio unen a esta Villa como nada y como nadie. "Todos los pueblos defienden mejor sus costumbres que sus I leyes", dijo Montesquieu. Estamos ante una maravillosa costumbre, la de venerar a una Virgen, que hoy ensalzamos, la del Carmen, que eligió Los Realejos para vivir. Aprovechemos su cariño. Felices fiestas y muchas gracias por haberme invitado para construir un poco de lírica, en detrimento de la historia.

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