viernes, 4 de julio de 2008

MANÓN RAMOS HAESSIG.

PINTORA. NATURAL DE GRANCANARIA Y OROTAVENSE DE CORAZÓN.

Artículo recibido de: Bruno Juan Álvarez Abreu


Desconocía a esta mujer como un auténtico genio de la pintura, del dibujo, de la paleta. Natural de la isla redonda de Grancanaria concretamente de su señorial ciudad de Arucas, ciudad de su padre el también artista Manuel Ramos por más señas, nace en Las Palmas de Gran Canarias el 18 de agosto de 1927.

Su infancia y juventud la pasa en Las Palmas, primeras letras, en un colegio cerca de su domicilio en Ciudad Jardín, por cierto la directora era Rusa. Estudia bachillerato en el colegio Viera y Clavijo, un colegio mixto del que guarda el mejor de los recuerdo.

A partir de aquí se difuminan los datos que existen sobre su historia personal, es cierto que la conocía, como la señora del Doctor don Enrique Sáenz Tapia, le saludaba por su caminar a lo largo de muchos años por las calles de la Orotava, en muchas ocasiones me paraba para preguntarme por el estudio de mis hijos en la música clásica profesional, en Inglaterra y Suiza.

Si recuerdo ver patear por la Villa a su madre de origen suizo – alemán la señora Haessig, pero no recuerdo a su padre artista canario de Arucas, que tomó su nombre artístico Manolo Ramos (en el la antigua calle orotavense del Piche que une la casa Consistorial con la Hijuela del Jardín Botánico, se encuentra una estupenda obra suya donada por la familia la reproducción en bronce).

Pertenecía a la clase social de artistas, afirmación lógica si pensamos que cuando Manón contaba con 10 años ya estaba estudiando pintura en el famoso taller de su padre. Así que esto es lo que conocemos de su niñez, que ya desde una edad muy temprana apuntaba excelentes trazos de artista, siendo además en su madurez una excelente ama de casa, ayudando en muchas ocasiones a su marido en los servicios médicos, además ayudaba a otras tareas propias de su hogar y su entorno, y el encargado de proyectos decorativos y artísticos en las veladas que se celebraban en la Orotava por las fiestas patronales, sobre la fiestas de arte en el cine Atlante y en el Cine Orotava, así como la confección de carteles de las fiestas patronales de La Orotava.

En el año 1945 la familia traslada su residencia a Madrid, donde su padre había participado un año antes en una exposición de artistas Canarios.

Manuel Ramos Haessig, es profesora de dibujo, de la Escuela Central de Bellas Artes, de San Fernando de Madrid. No pudiendo precisar en el momento que empezó a dibujar pues su primera habitación fue el estudio de su padre el también artista Manolo Ramos, sus prime­ros juguetes el barro y los lápices y sus primeros amigos los alumnos de su padre, por ello puede decir que desde que nació e ingresó en la Escuela de San Fernando de Madrid donde su padre había estudiado veinte y cinco años antes. Compañeros suyos fueron sus profesores. Terminando los estudios en el año 1950, con el titulo de profesora de pintura y dibujo, convirtiéndose años más tarde en licenciada en Bellas Artes, tras presentar una Tesina cuyo tema fue la vida y obra de su querido padre, el escultor Manolo Ramos. Su vida consistió en el aprendizaje de lo que luego sería su profesión.

En el año 1950 fue becada, con otros cuatro compañeros, a Santillana del Mar con la obligación de exponer en Santander Capital cantabra, exponiendo en la Sala Proel. En el año 1951 expuso dos cuadros en la Primera Bienal Hispanoamericana en Madrid. En el año 1953 conoce en Madrid al que iba ser su compañero en la vida, el doctor ginecólogo don Enrique Sáenz Tapia, tras contraer matrimonio en la capital del reino en el año 1954 se traslada a la Villa de La Orotava, acompañando a su marido el cual iba a ejercer por oposición como ginecólogo municipal. Dada la dificultad para encontrar vivienda, en aquella época, viven los dos primeros años la desaparecida Hostal – Pensión “Victoria” en la calle de San Agustín que regentaban el alfombrista don Pedro Hernández Méndez y su señora Lolita Murillo, hasta que su marido consigue una mansión en alquiler en la calle Verde, actual Nicandro González Borges.

Exposición individual en el Casino de La Orotava concretamente en el mes de junio de 1959. Exposición individual en el Casino de Tenerife en el mes de diciembre del año 1959. Exposición colectiva en el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, en el mes de diciembre del año 1965, exposición colectiva de 12 artistas femenina de escultoras y pintoras.

Con posterioridad su labor ha consistido en la realización de unos 50 retratos, aparte de los temas que cualquier pin­tor haya podido crear. Hay algo que Manón quisiera destacar no como una labor material pero no por ello menos importante, su participación como Jurado de Exposiciones Infantiles y Carteles.

Don Vicente Borges, antiguo periodista tinerfeño, hacía un perfil de Manó Ramos sobre su exposición de pintura; retratos, naturalezas muertas, apuntes y dibujos que se celebró en el entonces Casino de Tenerife de cinco al dieciséis de diciembre del año 1959: “Ahora que la subversión en el mundo de las artes plásticas trata de sustituir a la justificada re­beldía innovadora de los antiguos maestros y de los pocos que hoy existen, bueno es que una racha de aire puro, en esta atmósfera cargada, nos re­cuerde que lo primero del Arte de la Pintura es saber pintar. Ahora que soplan vientos tormentosos y se nos da gato por liebre, cuando no chatarra por oro limpio, bueno es que volvamos la vista a la ol­vidada técnica del buen pintar, cuyo dominio tanto exige y sacrifica. Esta obra de Manón Ramos de Sáenz, de clara estirpe académica, fruto y cosecha de largos des­velos y estudios, nos pone, una vez más, en con­tacto con 10 que nunca debe perderse y mucho me­nos despreciarse. Solo así podrá acometer el ar­tista de nuestros días, la muy seria aventura de re­novar sin que la confesión de impotencia se evi­dencie, como ocurre en demasiadas obras contem­poráneas, que solo copian el remoto pasado del Arte de la Pintura.

Sus retratos, en primera fila y en franco debate entre la severidad académica y la audacia, suaviza­dos por el toque femenino, se salvan del pecado mortal de la «fotografía» por ese agudo trabajo in­trospectivo que cualquiera puede observar, espe­cialmente en el de Alonso Tabares, verdadera ra­diografía espiritual y cuidada disección anímico formal. Sus Naturalezas Muertas, análisis de luces y ritmos lineales, son lecciones de buen pintar a la manera de todos los tiempos. Y sus apuntes y di­bujos certifican, con autenticidad, la maestría de la 'pintora. En fin, creemos que contemplan ustedes o van a contemplar. Una obra viva, sincera, intere­sante y llena de posibilidades”...//... Bonito celebrar exposiciones en el mes de diciembre, mes en que se coincide con las fiestas navideñas de la paz y de las familias.

Pero en el revivir del día a día, viene el tiempo con sus horas y sus días, cuatro maravillosos hijos, ocho nietos, siempre pintando en su hogar, rodeada de su familia, nada en particular en su vida, una autentica dama de honor que vive su arte, su paleta y sus dibujos en su casa, en su intima propiedad que adquirió con su marido a don Domingo Codesido en la calle histórica de la Villa que lleva el rotulo del ilustre bienhechor de la enseñanza Nicandro González Borges, más conocida en la historia por calle Verde. Pinta cuando le apetece con mucha libertad, con mucha filosofía, pues jamás ha tenido la necesidad de ejercer su oficio profesional, solo ser la autentica señora, la fiel compañera de don Enrique Sáenz Tapia, ginecólogo de mucho prestigio en la Orotava.

Manón Ramos destaca en el dibujo, el color, la belleza, el sentimiento y la forma como interpreta su arte, entre su iconografía cabe destacar; La escoba, Rincón, Girasoles, Palmatoria, Soledad, Silla roja, Bodegón, manzanas, Su hija Manón, su hijo Enrique, Retrato, Teresita Herreros, Justo Sobrón, Carmen Elisa Luque, su marido Enrique, Mamen, Apunte de su padre.

Como veis, de la vida de Manón Ramos no queda mucho escrito. Su devoción por la Villa de la Orotava y sus gentes hace pensar que está algo constreñido ante el modo de vida de su entorno, ante las obligaciones hogareñas y de la pintura, que anhela algo de libertad. Esta libertad que demuestra en los trazos, que estudiándolo a fondo se comprenderá su espíritu.

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