sábado, 21 de junio de 2008

¿QUÉ TIENE EL PUERTO DE LA CRUZ QUE EMBRIAGA?

Artículo recibido de: Celestino González Herreros

No mezclemos la política en este amistoso debate, seamos sensatos con nosotros mismos, no nos engañemos practicando la incomprensión, los banales rencores...

¿Cómo quieren ver al Puerto de la Cruz, vestido de gala siempre, pulido y falsamente maquillado? El encanto de una ciudad que atrae poderosamente, es, a veces, el desorden de sus elementos: una calle medio rota; casas deterioradas por la erosión del tiempo; un bohemio hablando con las estrellas; un perro haciendo sus necesidades fisiológicas donde le cuadró; bulla que sale de un bar - restaurante, donde sus clientes cantan alegremente baladas románticas de ayer. Algún mendigo pidiendo para comer lo que le sobra a tantos glotones; un anciano subiéndose la cremallera de la bragueta; niños jugando y corriendo en todas las direcciones, gastando energías... Dos individuos discutiendo en cualquiera esquina; una pareja de jóvenes besándose mimosamente. Etc., etc. Vida, movimiento, ilusión, penas y alegrías, locos sueltos... Que nuestro Puerto de la Cruz, no es una ciudad "dormitorio". Es todo lo contrario, aquí se viene a pasarlo bien, (a costa del sufridor) a gozar veladas alegres, a compartir con la juventud esa alegría que contagia y nó a ponerles faltas y cortapisas, ni hacer estúpidas especulaciones comparativas.
Quienes hayan viajado y visto mundo, lo saben mejor que nadie. Pocas ciudades hay, que se preocupen por mantenerla limpia, como lo hacemos nosotros; lo triste es que cuidamos lo nuestro y luego vienen algunos "desaprensivos" de otros lugares, a ensuciarla; y todavía tienen el cinismo de quejarse por cualquier simpleza. Sinceramente, quienes hayan viajado, repito, habrán visto estampas más lamentables de las que pudieran aparecer aquí. (¿?)

Da gusto, cuando nos tropezamos con personas foráneas, y nos confiesan la satisfacción que sienten, al haber acertado eligiendo como destino turístico este "hermoso" lugar, nuestra envidiable isla de Tenerife. Nos llena de orgullo - un orgullo sano - oírles decir, que en realidad somos afortunados con tener lo que tenemos, que podemos presumir de ser privilegiados. Como en todas las grandes ciudades turísticas, hay cosas bellas, no por ser modernas, que también son bellos los rasgos que asoman en las zonas antiguas de las mismas, que hablan de su historia, nostálgicos resquicios que invitan a la contemplación y a la misma evocación... Por suerte, en Puerto de la Cruz, aún hay lugares de esos, que embriagan por sus bellezas y el sentido histórico de las mismas. Atributos heredados y no importados, que, a los que amamos lo nuestro nos gusta y es bueno que sea así. Historicamente, pésele a quién le pese, nuestra ciudad, es el lugar preferido de muchos...

Algo debe tener este lugar, que despierta tanta ilusión, en aquellos que nos visitan; y dicen, no comprender la habitual indiferencia de tantos portuenses que niegan, sistemáticamente, nuestros valores naturales. Debe ser cosas de la política usurera.

PUERTO DE LA CRUZ LO TIENE TODO

Acabaron con los gallos domésticos, porque molestaba que cantaran cada madrugada e hiriesen los sentidos a los trasnochados turistas, víctimas de sus resacas etílicas. Acabaron con las parrandas callejeras, las célebres serenatas... Etc., etc. ¿Qué más quieren? A los portuenses nos gusta la fiesta, somos positivos. ¡Eso es salud! Lo contrario es lamentable. Mas, para complacer a las personas que buscan la absoluta tranquilidad, existen pueblos cercanos y ciudades tranquilas, donde puedan disfrutar de un placentero descanso y el sueño profundo deseado. Aquí, lo que hay que hacer, es, presentar cara acorde a las circunstancias, que los malhumorados sólo crean problemas, máxime si son los clásicos inadaptados, que, por más que reciban bienestar, nunca están a gusto, ni con ellos mismos.

Puerto de la Cruz es una ciudad limpia y así la queremos los portuenses y el mayor porcentaje de aquellos que nos visitan. Es una ciudad de ocio y de recreo, donde las horas transcurren felices, donde viene la gente a divertirse, a olvidar... No es un "sanatorio", aquí se viene a gozar y a pasarlo bien. Sin embargo, también es remanso de paz, alternativamente. Las gentes vienen ilusionadas y a llevarse buenos recuerdos y repetir la próxima vez... No sorprende ver a personas mayores disfrutando, en las plazas públicas, por las calles, tiendas y bares, en las salas de fiesta y hasta bien entrada la noche. Para la vida que quieren hacer, los que aspiran animarse, no hay tantos problemas de orden público, ni las calles amanecen tan sucias. Viajen a otros lugares para que se asusten y no hablen tanta paja de nuestra privilegiada isla de Tenerife.

Puerto de la Cruz lo tiene todo, si se le observa con buenos ojos. ¿A que sí? En todas las épocas hubo problemas, no más hoy que ayer, o viceversa. Analizando la situación actual de nuestra ciudad, insisto, hay un desdoblamiento sociológico injustificable, pero cierto. Nunca caótico. La ciudad ha crecido "exageradamente". Analicemos: En una misma calle de corta longitud, hay muchos comercios iguales, del mismo ramo. Todos no pueden prosperar a la vez, unos salen adelante y algunos arrojan la toalla, porque no hay tantos clientes y es más la oferta que la demanda. Luego, pues, es compresible el enfado, pero no justificado. Imaginémonos que aquí inaguren tres explotaciones iguales al Loro Parque, es obvio que las ganancias del primero mermarían, pero al final se iban a pique los que menos capital tengan. Y así muchos ejemplos. Y, siempre no va a ser culpa del Equipo que esté gobernando, el que las cosas no marchen a gusto de todos. ¿Qué ha habido muchos impuestos?, ya se arreglará eso... Fueron necesarios para atender los gastos de infraestructuras, etc.

Puerto de la Cruz, necesita más comprensión y sobre todo solidaridad por parte de sus moradores, tanto portuenses como extranjeros que viven y trabajan aquí. Muchos de los cuales, no saben hacer otra cosa que protestar por "sistema" tanto política como socialmente. Siempre ha sido así. No se fijan en las cosas buenas que se han hecho, sólo en los desperfectos... que no ha habido dinero ni tiempo para enmendarlos. Cada uno de esos inadaptados, socialmente, listillos iluminados, arreglarían el mundo, no sólo al Puerto de la Cruz, en menos que canta un gallo; y sin gastar un solo euro.

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