viernes, 16 de mayo de 2008

LA ALCALDESA LOLA PADRÓN CREA UNA COMISIÓN PARA CONMEMORAR EL CENTENARIO DEL HOSPITAL DE LA INMACULADA

UNA CALLE DE LA CIUDAD LLEVARÁ EL NOMBRE DE CONGREGACIÓN HIJAS DE MARÍA MADRE DE LA IGLESIA

“El centenario del Hospital de la Inmaculada Concepción y de la llegada a Puerto de la Cruz de la congregación religiosa que desde 1908 se encarga de su gestión, las Hijas de María Madre de la Iglesia, es un acontecimiento de gran importancia para esta ciudad que no puede pasar desapercibido por la gran labor social y humanitaria realizada por esta institución en beneficio de varias generaciones de portuenses”.

De esta forma la alcaldesa Lola Padrón justifica la creación de una comisión organizadora promovida desde el Ayuntamiento para la conmemoración de ambos centenarios, que comenzará el próximo 31 de mayo con una ceremonia religiosa en el exterior del Hospital de la Inmaculada, oficiada por el Obispo de Tenerife. Al mismo tiempo, la alcaldesa ha promovido una propuesta conjunta de los grupos municipales PSOE y PP “para perpetuar el agradecimiento de los ciudadanos y ciudadanas de Puerto de la Cruz mediante la rotulación de una calle de esta ciudad con el nombre de Congregación Hijas de María Madre de la Iglesia”.

Esta propuesta será aprobada en el pleno que celebrará la Corporación Municipal el próximo lunes. En el texto se explica que a principios de mayo de 1908 y por gestiones del entonces alcalde Melchor Luz y Lima, llegaron a la ciudad de Puerto de la Cruz cuatro hermanas de la Congregación de Hijas de María Madre de la Iglesia –también denominadas ‘Amantes de Jesús’ o Hijas de María Inmaculada’-, que inauguraron el Hospital de la Inmaculada Concepción, emplazado en una antigua fonda de la calle Cólogan. Por tanto, en este mes de mayo de 2008 se cumple el centenario de una de las instituciones portuenses que mayor labor social y humanitaria ha desarrollado en este municipio, y que por ese motivo ya fue distinguida en 1983 con la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad.

En el correspondiente informe del alcalde instructor del expediente de concesión de honores se explicaba que aquellas cuatro primeras hermanas de la Congregación de María Madre de la Iglesia tuvieron, antes de todo, que afanarse en pequeñas obras de remozamiento y adaptación del viejo inmueble que se encontraba en precarias condiciones de habitabilidad. Pero de inmediato emprendieron una ingente tarea de asistencia a las personas humildes, ancianos y enfermos.

GRAN LABOR SOCIAL Y ASISTENCIAL

En esos difíciles años las hermanas responsables del Hospital de la Inmaculada se vieron obligadas a realizar labores remuneradas y recolectas domiciliarias de limosna en el vecindario para obtener recursos con los que atender a los más necesitados. Desde los primeros momentos -y como ha sido norma a lo largo de los cien años de existencia de este Hospital- la colaboración ciudadana fue considerable y hasta se constituyó un patronato privado para la administración del hospital.

Cuenta Agustín Ruíz en el informe encargado en su día, que no menos importante fue la humanitaria labor extramuros que las responsables del Hospital prestaron a la ciudadanía portuense, especialmente en ocasión de epidemias. A título de ejemplo menciona el escritor la heroica misión de la cofundadora Sor Sebastiana quien, poniendo en riesgo su propia vida, atendió a enfermos de peste bubónica y lepra y se ofreció voluntaria para prestar servicios en el lazareto creado en 1918 en Punta Brava, para atender a los enfermos de una epidemia de fiebre amarilla que azotó el Valle y que se cobró cientos de víctimas.

Desde aquellos lejanos tiempos y hasta la actualidad, todas las hermanas de María Madre de la Iglesia que han pasado por el Hospital de la Inmaculada –cerca de 40- han mantenido como norma de conducta una constante, desinteresada y total entrega al servicio de nuestra población, con especial atención a los más desvalidos. Esa entrega y generosidad las ha hecho acreedoras del cariño y la admiración de todos los ciudadanos y ciudadanas, que asimismo se han volcado en ayuda y mejora constante del Hospital, convertido con el paso del tiempo en un auténtico patrimonio de todos los portuenses.

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