sábado, 19 de abril de 2008

EL AYUNTAMIENTO ENTREGA EL TÍTULO DE VILLERO DE HONOR

EL AYUNTAMIENTO DISTINGUE COMO VILLERO DE HONOR, A TÍTULO PÓSTUMO, AL MAESTRO VILBAZO DE DIOS

La corporación municipal de La Orotava distingue como Villero de Honor, a título póstumo, a Ángel Vilbazo de Dios, quien fue durante una larga época profesor en el antiguo Colegio Farrais de La Orotava. El acto de reconocimiento tendrá lugar el próximo 24 de abril, a las 13:30 horas, en el Salón Noble de las Casas Consistoriales, y se espera contar con la presencia de familiares, antiguos alumnos del citado y ya desaparecido centro educativo y autoridades locales.

Esta concesión se acordó, por unanimidad, en la sesión plenaria celebrada el 22 de julio de 2003. La propuesta inicial planteada por un grupo importante de vecinos, en su mayoría ex compañeros y ex alumnos de este reconocido maestro, aspiraba a que se rotulara una calle con su nombre. Sin embargo, la corporación municipal del anterior mandato, valorando la labor docente y humanitaria desarrollada por Ángel Vilbazo de Dios en aquella época difícil en pro de la educación y la cultura en general, entendió que merecía recibir la distinción de Villero de Honor.

Vilbazo de Dios nació en Puebla de Sanabria en Zamora. Tras su paso por el barrio de La Florida, se incorpora al citado colegio impartiendo clases de gramática, literatura, filosofía e historia, donde se le valoró por “su firme convicción del deber y la palabra: docto conservador, cultivador de amistades y favorecedor del más débil”.

Ángel Vilbazo de Dios fue uno de los profesores más ilustres del citado Colegio Farrais. Destacó por su lucha constante para mantener en activo este centro docente, ya que en aquellos días en que era maestro de bachillerato se inició una campaña hostil contra el colegio Farrais desde todos los ángulos, oficial y extraoficiales, “una auténtica campaña de destrucción y aniquilamiento”, recuerdan algunos. Las numerosas ayudas y subvenciones que se formularon al Ayuntamiento eran denegadas. “Para el Colegio Farrais no hay ni un céntimo...” le decían. Como recuerda su ex alumno Francisco Salamanca “… fueron muchas sus penalidades en un titánico esfuerzo por lograr unos hombres para La Orotava, cuyos estudios en Farrais, le permitieran un puesto digno e independiente en la sociedad. Tuvo que luchar ante la fuerte oposición a la que se vio sometido por el simple hecho de que el clasismo de la época no podía permitir ni asimilar que alumnos de las clases medias y media-altas convivieran juntos en un mismo colegio recibiendo con idéntico trato igual preparación. Se llegó incluso al reparto, casa por casa, de unas octavillas, cuya procedencia fue bien conocida, alarmando a las familias y previniéndolas en contra de los rojos y masones que desde el Colegio Farrais extendían el ateísmo....”. Falsas acusaciones sin valor alguno.

Además resaltó en su profesión por su profunda humanidad y preparación. Entre 1942-1952 educó a numerosos vecinos, y muchos de sus alumnos—hoy en día empresarios y profesionales, abogados, ingenieros, médicos, químicos, profesores…--le agradecen aquella eficiente formación. Luchó para que sus alumnos, sin distinción de clases sociales, se abrieran un camino en la vida, no sólo en el aspecto académico sino en la sociedad.

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