jueves, 10 de enero de 2008

HISTORIA E INDEPANDENCIA DEL PUERTO DE LA OROTAVA


Hay diversas teorías sobre el año en que el Puerto de La Cruz, consiguió su independencia. Hay que decir que, en 1644 logró la independencia de la Villa. A raíz de aquí adjunto una referencia sobre el mismo. ¿Puerto de la Orotava?

Una vez finalizada la Conquista de la Isla de Tenerife, por Alonso Fernández de Lugo, al frente de las tropas castellanas, en 1496, se estableció la capital en La Laguna y se dividió la isla en varios partidos. (Pueblos).

El partido de Taoro correspondió a la jurisdicción de La Orotava, en cuyo litoral se ordenó construir un muelle, donde dice la tradición que se plantó la Cruz de la Conquista. Corría el año 1506. En ese lugar y en ese mismo siglo XVI (1500) que aún alboreaba, comenzó a formarse un humilde poblado de pescadores llamado Puerto de La Orotava. Según el investigador Álvarez Rixo, en 1505 contaba con 50 habitantes.


La población empezó a crecer y a ganar entidad propia. El 28 de noviembre de 1648 el Rey Felipe IV dictó una Real Cédula que se considera la carta fundacional de la Ciudad. Entrando en vigor el 3 de mayo de 1651 y significó la constitución de Puerto de la Cruz como entidad local diferenciada de La Orotava.

La destrucción del puerto de Garachico en 1706 a consecuencia de una erupción volcánica, convirtió a Puerto de la Cruz en el principal puerto de la Isla. Tal fue su importancia que el propio Rey Felipe IV lo llamó "llave de la isla", y así quedó simbolizado para siempre en el escudo del municipio. Se abrió en ese momento la época más importante de la historia de la Ciudad, desde los puntos de vista económico, social y cultural.

Fue cuando a mitad del siglo XIX la sociedad portuense, y sobre todo la colonia extranjera aquí asentada, empezó a darse cuenta de lo que tenía en sus manos. La presencia británica, sobre todo, fue decisiva para el arranque definitivo de la industria turística en Puerto de la Cruz y el Valle de La Orotava.

El antiguo Menceyato de Taoro, uno de los nueve reinos aborígenes en que se encontraba dividida la isla de Tenerife hasta 1496, año en que finalizó el proceso de conquista de la isla. A partir de entonces el conquistador Alonso Fernández de Lugo inició el reparto de tierras y aguas entre los beneficiarios de la Conquista, hecho que originó múltiples conflictos, dados los intereses creados en torno a un territorio caracterizado por la fertilidad de sus suelos y por la abundancia de sus aguas.
En 1503, y fue efectuado en atención no sólo de las viviendas existentes, sino también de industrias como los ingenios, los molinos y aserraderos que jalonaban la orografía del lugar de mar a monte. El acontecimiento que tuvo lugar el 29 de mayo de 1503, fecha en que La Orotava quedará establecida como núcleo urbano, si bien es cierto que, al menos desde 1502 era ya, lugar de población. A partir de ese momento, comienza a establecerse la imagen urbana de La Orotava que alcanzará su definición durante el siglo XVII, siglo de esplendor de la localidad. Una imagen urbana marcada por las características y acentuado desnivel del terreno y la presencia de dos barrancos y otros.

Igualmente sobre este espacio se fundaron durante los siglos XVI y XVII ermitas y conventos vinculados a las familias terratenientes, que tenían el objetivo de consolidar el núcleo de vecinos, a la vez, que establecían los límites del territorio y se erigían en referentes culturales para la alta sociedad orotavense.
Entre el desaparecido convento de San Lorenzo y el Llano de San Sebastián, tendría lugar el desarrollo inicial de La Orotava, levantándose durante esas dos centurias las mansiones y los recintos de las comunidades religiosas, establecidas en la localidad bajo los auspicios de aquéllas. Ya durante el siglo XVII quedarán fundados los conventos femeninos de claras y catalinas, hoy desaparecidos. El crecimiento que experimentó La Orotava en su conjunto se debió en gran medida a la prosperidad generada por la exportación de vinos, lo que propició su progresivo enriquecimiento alcanzando un alto grado de influencia socioeconómica dentro del panorama insular. Reflejo de ello fue la declaración de La Orotava como Villa exenta, tras las efectivas gestiones dirigidas por Juan Francisco de Franchi y Alfaro ante la Corte de Felipe IV. Desde aquel momento La Orotava logró la independencia judicial contando con un alcalde mayor o juez de primera instancia. Sin embargo, política y administrativamente La Orotava continuaría dependiendo de La Laguna hasta la consolidación del régimen liberal, ya en el siglo XIX.

La Orotava como municipio, como la del mercado, cárcel, escuela, teatro, hospital e incluso cuartel, en una situación que se sucedió hasta bien entrado el siglo XX. Pero la adaptación de los recintos conventuales no sólo se limitó a una variación en sus usos, sino que también supuso el derribo de algunos de ellos para edificar sobre sus solares edificios de nueva planta, como sucedió con el convento femenino de San José, donde se construyó el Ayuntamiento durante los últimos años del siglo XIX, o con el convento, también femenino, de San Nicolás, donde a mediados del siglo XX se levantó la sede de Correos y la del Juzgado.

Ya durante el último tercio del siglo XIX, la crisis agraria motivada por el declive de la cochinilla originó la introducción de un nuevo cultivo de Exportación como fue el del plátano, que desembocó en un nuevo período de auge económico para La Orotava durante las postrimerías del siglo XIX y las primeras décadas del XX.

Sin embargo la bonanza económica se vio interrumpida con la sucesión de conflictos bélicos que afectaron a Europa desde 1914 con el estallido de la Primera Guerra Mundial, en 1936 con la Guerra Civil Española y en 1939 con la Segunda Guerra Mundial. Todo ello generó un profundo estancamiento en el desarrollo económico y social de La Orotava del que tan sólo pudo sobreponerse a comienzos de la década de los años sesenta cuando la economía regional inició un despegue a raíz del desarrollo del turismo.
Es a partir de este momento, y sobre todo en las décadas posteriores, cuando buena parte de la población activa se empleó en el sector servicios y de la construcción, vinculados a la industria turística emergente en el Puerto de la Cruz y en el sur de la isla. No obstante, el auge del turismo no representó la transformación de la tradicional imagen urbana de La Orotava, como sí sucedió en el Puerto de la Cruz. Este hecho ha ocasionado en gran medida, la pervivencia de un Conjunto Histórico conservado bajo un signo de unidad monumental, algo que no ha sucedido en otras localidades del norte de Tenerife, donde la presión urbanística ha causado estragos en la imagen urbana configurada durante épocas anteriores.
A partir de aquí, partimos cono nuevos datos de interés, en la historia y raíces, donde seguimos tirando de esa hebra, dejando historia, con el fin de llegar a nuestro barrio de La Vera, de este municipio del Valle de La Orotava.

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